CRÓNICA DEL TORO DE LA VEGA 2015

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Imagen del toro de la Vega en los años 60. Foto: Patronato Toro de la Vega

TORO DE LA VEGA 2015. CRÓNICA.

El martes sagrado de la Virgen de la Peña de los tordesillanos se celebró bajo una tempestad humana, aspas ventosas de helicópteros y una lluvia fina que no mojaba. La impía y triste globalización ha convertido a este acto singular de tauromaquia popular, de cinco siglos de antigüedad, en el centro de la tormenta perfecta. Tormentas inhumanas de hoy en día. Más activistas y más guardias civiles que otros años. Los mismos torneantes y público que siempre. El grupo “animalista” despliega su conocida táctica: ocupación del puente sobre el Duero para intentar que den las doce de la mañana sin que salga el toro. Según el reglamento, el toril se abre a las once y, si el toro sigue vivo tras una hora de desarrollo, del torneo puede ser indultado. Un activista se ata del cuello a una señal de tráfico con un candado de moto y arroja las llaves al Duero entre vítores de los suyos. Se repiten las escenas de violencia verbal de otros años con conatos de violencia física que es neutralizada por vecinos de Tordesillas. El año pasado se encendió la “bomba” que abre el toril a las once y media tras ser desalojados los activistas por la Guardia Civil. Este año, la bomba suena a las once y dos minutos con la refriega abierta en el puente. Rompesuelas, el toro protagonista de tanto espacio informativo, sale a la calle sin embestir ni humillar ante los estímulos humanos y trota por la calle San Antolín hacia el puente. El paso del toro por el puente entre miembros de la Benemérita y el grupo de activistas aterrorizados con uno de ellos haciendo “la suerte del candado” puede pasar a la historia del esperpento nacional. El descastado Rompesuelas atraviesa el Cristo de las Batallas sin demostrar bravura y sin infligir cornadas. En la linde con el Campo del Honor cae muerto con tres lanzadas consecutivas tras catorce minutos de festejo. Los torneantes y los miembros de seguridad de la organización reconocen al leonés Francisco Alcántara como ganador pero su gloria se desvanece en minutos. El jurado del torneo declara nulo el Torneo por incumplimiento de varias normas y amenaza con fuertes sanciones económicas. El dictamen del jurado es que no se ha respetado el orden de lidia con un lance realizado protegido con un pino. La decisión no convence a todos y es un debate interno en Tordesillas. Lo que nadie puede parar es la fiesta grande de este pueblo castellano de 9.000 habitantes que sigue al Torneo. El toro de la Vega ha sido empujado fuera de su sitio natural y se ha transformado en una neurosis colectiva, en la prima de riesgo del día para políticos y en un negocio más para charlatanes televisivos. En este mes de septiembre del 2015, el corazón humano sufre una tormenta en forma de una masa de refugiados que se ahoga en las fronteras europeas. Mientras tanto, un tesoro antropológico conservado en su entorno rural primigenio ha matado a un toro mediante lanzadas que apuntaban a su corazón. Nada más, excepto las lágrimas de la Virgen de la Peña en forma de lluvia fina sobre una vega del Duero que está levantando una nueva Numancia.

Carlos Chérrez. 

 

 

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