El rumor de que Diego Urdiales se marcha con los mejicanos de la FIT ya es oficial. De nuevo ha vuelto a cumplirse ese viejo dicho en el periodismo de que el rumor es la antesala de la noticia. Ahora ha preferido la facilidad que seguir luchando en solitario. Ha buscado la comodidad en vez de seguir siendo un ejemplo de independencia, que se ganó pasito a pasito las cotas que alcanzó. Todo a base de dejar la esencia en las plazas. De cuajar en un grandioso torero.
Se va cuando ya todas las empresas tenían que llamar a su puerta para contratarlo en 2016. Cuando ya no tenía que pedir el favor de que lo anunciaran y ya era él quien debía esperar para contratarlo. Y hacerlo sin venderse con la dignidad que siempre ha presidido su carrera, tan limpia que ha sido un ejemplo de independencia y que solamente tuvo borrones cuando quiso también buscar facilidades y le salió al revés.
Ahora ha seguido el camino que en su día emprendieron Morante y Talavante. O sea el de la facilidad, el del medio toro y del billete –se supone- grande. Si es así se entiende que uno deserte del camino con espinas y que te lleven el desayuno a la cama en vez de tener que levantarse para ordeñar la vaca y cocer el pan.
El tiempo lo dirá, pero a mí me gustaba el Urdiales que iba a la guerra para deleitar con su arte. El Urdiales que se cada tarde se vestía de torero para ganarse un nuevo contrato. El que enamoró Bilbao en las ‘corridas generales’, el que nos enloqueció de felicidad aquella tarde que toreó el mano a mano con Castella en su Logroño. El que dejaba la esencia de ese toreo eterno del que era uno de los escasos representantes.
Ahora se ha ido con los mexicanos de la FIT y ya sabe que toreará que saldrá en 2016 treinta o cuarenta corridas, algo impensable para él y sobre todo que tendrá a su lado en labores de representante a la persona que más y mejor ha sabido calibrar las cuerdas de su arte, a ese Luis Miguel Villalpando que ha sido como la horma de su zapato.
Pensando esas cuestiones puede llegar a entender que Urdiales se vaya con ellos, pero no entiendo que se olvide de los aficionados puristas que lo tenían idealizado como prototipo de la independencia. Y que lo haga encima cuando ya tenía todo en la mano para entrar en las ferias reivindicando su independencia y ser su propio general. Porque ahora tendrá comodidad, pero también es cierto que será un soldado de los mexicanos al que tocará tragar con órdenes.
Esperemos que la nueva situación no sea impedimento para que Diego Urdiales deje de ser el torerazo que es. El que abrió el armario de la pureza para devolverla y ser un espejo del toreo eterno. Pero la realidad es que cuando ya tenía todo en la mano para escribir una bella historia desde la independencia y poder ser respetado por un ‘sistema’ que tanto lo olvidó ahora se una a ellos cuando ya no le hacía falta.
(Paco Cañamero en: www.glorietadigital.es)