El Club Taurino de Pamplona cumple 70 años de historia

Navarra: donde en sus salitrosos pastos de los términos de Tudela, Arguedas, Corella, Caparroso, Peralta, Lodosa y Funes entre otros, desde muy remotos tiempos, allí existían y se criaron toros bravos. Según algunos tratadistas, consta que se corrían en las fiestas caballerescas de la Edad Media. Toros navarros con personalidad, que ocupan un lugar propio y aparte en la historia del toro de lidia, dando pauta, tono y fama a la región. El crédito de esta raza y el prestigio de su casta, sirvió de base para reavivar el genio de otras vacadas como la andaluza y repoblar sus cerrados: A mediados del siglo XVIII, el cura de Rota, Marcelino Bernaldo de Quirós, cruzó sus vacas gaditanas con toros de Navarra. De su cruce nació la importante ganadería de los Gallardo del Puerto. De ésta, los Albareda, que mas tarde engrosaría la mítica ganadería de Miura. Esta vacada miureña todavía recibió mas sangre Navarra: En 1879, un toro del ganadero navarro Pérez Laborda, fue indultado en la plaza de Córdoba, y el torero Lagartijo que fue quien lo lidió, se lo regaló a Miura para semental. Luego, andando en el tiempo, la historia trascurre al revés, y algunos ganaderos navarros como los Díaz buscaron simiente andaluza.

Con estos antecedentes, Pamplona no podía estar exenta de aficionados taurinos, que acostumbraban a reunirse en algunos de los típicos cafés que al principio del siglo XX existían en Pamplona, procurando en todo momento tener un centro de reunión, un Club Taurino, para poder charlas de su afición favorita, centros, que al poco tiempo de fundarse desaparecían siempre por problemas económicos.

Antes de que se formasen estos clubs, entre estos aficionados taurinos parece ser que siempre había algún miembro organizador con pretensiones de empresario, que, dejándose llevar por su optimismo, organizaba alguna becerrada con carácter benéfico, como la que tuvo lugar en la plaza de toros vieja el día 16 de julio de 1906, a beneficio de la prensa, en la que tomaron parte cuatro novillos de la ganadería Navarra de Lizaso para los aficionados: Cándido Testaut, el creador de su chispeante “Dialogando”, que aparecía en diario de Navarra todos los domingos, Javier Albizu “Tofol”, Casildo Aróstegui, Luis Imarra y Lucio Arrieta. También tomo parte en este festival, Galo María Mangado “CH”, años mas tarde reconocido critico taurino, a si como, los oficiales del ejercito Saldaña y Visiers, que formaron un batallón de marina infantil, que desfiló por el ruedo entre grandes ovaciones del público, como también una magnifica carroza de señoritas que hicieron de presidentas.

Se animan a fundar un Club
Animados por el éxito de este festival, los aficionados de la capital fundaron un Club Taurino que tuvo su sede en la calle Calderería, numero 34, encontrándose entre los socios distinguidas personalidades, como el Maques del Amparo, Manuel Negrillos, Juan Valcárcel Ríos que mas tarde fue director del Banco de España en Bilbao, Marino Labairu y Anastasio Martínez, popular industrial de la calle Estafeta y actor de teatro en algunas de las funciones que se daban. A si como, otros muchos personajes populares de aquella época: fotógrafos, industriales y toreros como, Calixto Gastón “Gastoncillo”, socio fundador del Montepío de toreros.

Aunque la vida de este Club fue corta, sirvió para otros que llegarían mas tarde. Trascurrieron varios años sin que Pamplona contase con un Club Taurino, hasta que, en el año 1920, se volvió a fundar uno en el numero 31 de la calle Estafeta. Allí se reunían entre otros aficionados, varios personajes muy populares de esa época como, Pepe Roldán, fotógrafo de profesión, Juanito quintana, popular hotelero y dueño del que fue Hotel Quintana y que mas tarde mencionaremos, Galo María Mangado “CH” critico taurino, Anastasio Martínez, industrial pamplonés donde tenía una marquetería en la calle de Estafeta y los toreros navarros Agapito Benedí “Riojanito”, Calisto Gastón “Gastoncillo”, Vicente Larrea, Ángel Gracia “El Chele” y Placido Setuaín. Según cuenta Galo Vierge: “el local se componía de una pequeña estancia alumbrada con una bombilla que proyectaba una luz mortecina, como si presagiase la prematura muerte del club. Rentaba siete pesetas al mes, y sus paredes, cubiertas con estampas de toreros de la época, le daban un aspecto de pequeño museo. También había un viejo capote de brega que servía para hacer prácticas de toreo de salón. Un día, las animadas charlas, que se sucedían en este pequeño centro taurino, dejaron de escucharse; el silencio representaba que el Club Taurino desaparecía, por cuestiones económicas”.

Se sigue caminando en la apertura de otro club

Primera gira del club en el 29 de noviembre de 1948

Desaparecido este Club Taurino, se volvió a fundar otro, el día 26 de junio de 1926, nombrándose la siguiente junta: Presidente, Juan Quintana, vicepresidente, Félix Larequi; secretario, Antonio Garriz; tesorero, Jesús Díaz; siendo vocales, Luis Olaiz, Juan Torres, Luis Zamborain y Ángel Rincón.
Este club tuvo su local en el numero 20 de la Plaza del Castillo, el piso superior donde se encuentra el bar, “Choco”, y según Galo Vierge: “Para celebrar la fundación de este club, se celebró una suculenta cena, a ocho pesetas el cubierto, el día 6 de julio de ese citado año en el comedor del Hotel Quintana, acudiendo lo mas granado de la afición de Pamplona y Navarra. A si como algunos toreros que iban a intervenir en la feria como, Sánchez Mejias, Marcial Lalanda y el “ Niño de la Palma” que componían la terna para actuar al día siguiente (día 7 de julio) en la primera corrida de feria.” Es famosa para la historia la actuación de ese día de Cayetano Ordóñez “Niño de la Palma” donde estuvo tan desafortunado que tuvo que salir de la plaza de toros protegido por la fuerza pública hasta el hotel.

En junta que tuvo lugar el día 5 de octubre de 1930, el presidente de la sociedad, Francisco Itoiz, acuerda disolver la sociedad, en vista de la “poca formalidad de los socios”. Así se hacía constar en la última acta firmada por los miembros de la junta en la fecha indicada, procediendo en consecuencia al reparto de los enseres que era propiedad de dicho club.

En el mes de abril del año 1934, hubo un nuevo intento de fundar un club taurino. Y es así como aparece en la prensa el día 28 del aludido mes y año una nota en la que informa: “ con tanto entusiasmo como en la reunión preliminar y desde luego con asistencia de mayor número de adheridos que se apresuraron a engrosar las listas de socios, se celebró anoche junta general para la constitución definitiva del Club Taurino de Pamplona, en la que se aprobó el correspondiente Reglamento, que sería sometido a la aprobación gubernativa, y se eligió la siguiente directiva: Presidente Victoriano Chocarro; vicepresidente Saturnino Vallejo; secretario, Jesús Goñi; vicesecretario, José Villabona; tesorero, Vicente Guillen; contador; Luis Esparza; vocales, José Carroza, Pedro Méndez, Paulino Berrio y Benito Gulina.

Este Club Taurino, después de que sus promotores hicieron lo más engorroso, no salio adelante por falta de local y lógicamente, todo el trabajo preliminar hecho se deshizo.


Antiguo hotel Quintana, donde su dueño Juanito fue un personaje muy popular y su piso principal fue sede del club taurino de Pamplona desde el año 1949 a 1959

Se funda un Club Taurino que cumple 70 años de historia

El 28 de febrero de 1948, apareció una nota en la prensa de Pamplona citando a los taurinos de la capital a una reunión que iba a tener lugar en el piso superior del bar Ginés, bar ubicado en lo que hoy es Plaza del Vinculo y al lado de lo que en su día fue el cinema Alcazar, esquina con la calle Tudela. El motivo era, cambiar impresiones entre los asistentes para poder fundar un Club Taurino en Pamplona.

A esta cita, acudió un gran número de aficionados por lo cual y entre todos procedieron a nombrar una comisión que se encargaría de dar los primeros pasos para tal proyecto, recayendo dicha comisión en las siguientes personas: Luis Lorda, abogado de profesión; Antonio Mendizábal, José María Purroy y Ángel Morales.
Fue el día 7 de marzo del citado año, cuando esta comisión volvió a convocar a los aficionados a una asamblea en el mismo lugar (bar Ginés), para poner en conocimiento de todos la marcha de sus primeras gestiones, naciendo de esta manera el actual Club Taurino de Pamplona.

El local fue cedido por el dueño del bar, siendo ahí donde se instaló provisionalmente el nuevo club, (piso superior de dicho bar) siendo centro de reunión de los aficionados hasta el año siguiente que fue cuando la junta directiva decidió cambiar de domicilio, instalándose en el numero 18 de la Plaza del Castillo, en el salón principal del primer piso, lugar que en su día fue, el antiguo Hotel Quintana. Edificio que en la actualidad se encuentra en obras y que según hemos estado informados días atrás al detalle por Diario de Noticias, en los bajos de este, había un sótano que al excavar un relleno de tierra ha aparecido parte de la muralla y los restos de una de las torres del primer castillo que dio nombre a la plaza.

El propietario de este hotel era Juanito Quintana, donde en las fiestas sanfermineras de antaño, acostumbraban a hospedarse los toreros que acudían a la feria, toreos que a la hora de la corrida emprendían a pie el camino de la plaza de toros, enfundados en sus rutilantes trajes de luces, y seguidos de multitud de chiquillos y mayores.

También en este hotel fue donde llegó a hospedarse Ernesto Hemingway,( y no en el hotel La Perla, como mucha gente piensa) siempre que vino a Pamplona en su primera etapa, es decir, antes de la Guerra Civil española: Cuando se instauró la república, este hotel llegó a ser un lugar emblemático de la cusa republicana, motivo por el cual, después de la guerra, a Juanito Quintana le confiscaron el hotel por simpatizar con la causa. Cuando Hemingway vino mas tarde, en los años 1950, se hospedaba en el hotel Ayestaran de Lecumberri. Juanito Quintana llegó a ser el mejor amigo que tuvo en España el premio Nobel de Literatura, y de hecho, en su famosa novela y película “Fiesta” lo describe a Quintana como el hostelero Montoya.

Quintana fue un personaje muy activo dentro del mundo de los toros en Pamplona. Como hemos visto, fue fundador de un club Taurino, el primer empresario arrendatario de la plaza de toros de Pamplona, apoderado de toreros, y se relacionaba con artistas famosos de la época, así como con figuras de la torería. Llegando a ser durante muchos años el hombre de confianza del que fue “Rey de los empresarios”, Eduardo Pajes.

Misa por Joselito, año inaguración del club Taurino

En el año 1959 y por irregularidades de pago, el club Taurino tuvo que abandonar este local, instalando provisionalmente su residencia en el bar Torino, emplazado en la Plaza del Castillo, cuyos locales fueron ofrecidos gentilmente por su propietario, Martín Cotelo. Fue a la vuelta de un año (1961) cuando el Club Taurino volvió a inaugurar un local propio, adquiriendo en alquiler el piso principal del número 42 de la Plaza del Castillo, local en el que el Club Taurino estuvo 40 años.

En el año 2001, el Club Taurino de Pamplona se instaló y tiene su sede actual, en el número 5 de la calle Emilio Arrieta, gozando de buena salud y desarrollando durante el año diversas actividades. Esperando llegar sin problemas a sus bodas de diamantes. ¡Que lo veamos!

Cecilio Vierge

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