El despropósito de las figuras

Por Paco Cañamero.

Aporrea sobre su particular muro de las lamentaciones José Luis Viejo, el empresario que organizó el pasado sábado la llamada ‘corrida de primavera’, de la alcarreña Brihuega. Lamentación por una impresentable becerrada que le exigieron las llamadas figuras y eso que a última hora se cambió por una más aparente cuando se confirmó la presencia Real de don Juan Carlos. Y lamentación también por las graves perdidas que debe acarrear tras no llenarse la plaza y tener que pagar unos honorarios que no se facturaron.

Sobre todo fue una tarde que dejó un montón de interrogantes en al aire sobre el ‘sistema’ taurino. Sobre cómo funcionan un espectáculo que pide a gritos una regeneración. ¿Cómo es posible que el cachet de las figuras sea superior a lo que van generar aunque se cuelgue el ‘no hay billetes’? Eso ocurrió en Brihuega con el resultado de las grandes pérdidas ocasionadas (aunque Ponce y Manzanares fueron señores a la hora de cobrar). Lo mismo que también pasó el Sábado de Gloria en Málaga con una corrida de figuras que dejó, en la que además de números rojos, se vivió con la sensación de que se había tomado el pelo al público con la indigna presencia de algunos toros.

Es la Fiesta que imponen las figuras, quienes no se bajan de la peana de sus abusos y la seriedad que dicen tener para otras cosas no le demuestran, muchas ocasiones, en la un espectáculo que les ha hecho ricos. Pero no fue solo eso. Fue mucho más triste las amenazas del apoderado de Morante exigiéndole al empresario los emolumentos de maneras zafias e impropias de quien apodera a una figura del toreo; actitud, por otra parte, que quien la paga al final es el propio torero. Poco bueno dicen de la Fiesta esas medidas. Como tampoco el de ese grupo de toreros que acaparan todo y no quieren dejar ninguna puerta abierta para que lleguen nuevos valores. Como se ha demostrado en la próxima Feria de San Isidro en la que no hay una sola confirmación porque ellos no los han querido, según palabras de la empresa (que por cierto tampoco es ninguna santa).

Nadie puede cobrar más de lo que genera. Ni un deportista, ni un artista, ni un trabajador. Nadie excepto las figuras que han hecho de su capa un sayo en una Fiesta herida y en la que abusan de la falta de imaginación empresarial. Porque si ahora mismo hubiera taurinos con talento e ingenio los Juli, Morante, Talavante… aunque sean grandiosos toreros, vivirían alejados de sus actuales modos de funcionar. De pensar únicamente en ellos y olvidarse que los carteles siempre se deben abrir y entrar savia nueva para refrescar la Fiesta. Aunque de todo lo peor es la actitud del apoderado de Morante de la Puebla a la hora de exigir lo estipulado. Porque el empresario, un espontáneo que ha triunfado en otros negocios, merece un respeto aunque no sea propiamente del toro. ¿Por qué esa actitud tan impropia no la tiene con Matilla o con Casas?

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