Hoy hablamos con Manuel Carrasco, picador de La Puebla del Río ligado a la familia Peralta que fue creciendo en su profesión acompañando la carrera de Emilio Muñoz y con José María Manzanares, a cuyas órdenes inmortalizó a Peleón en Ronda. Picador de campo, con los valores y enseñanzas de antaño con el que hablamos gracias a la amabilidad de su hija Charo.
Su carrera arranca de la mano de los Peralta.
Empecé a montar los potros, la verdad es que me daba jindama ser torero (risas).
De formación campera
Sí, tentando a campo abierto, luego en la plaza con los Peralta, con Andrés Parladé… Arrancando con lo que es un tentadero en el campo.
Pronto entra en la plaza
Empecé a picar con quince años. A los diecisiete, sin carnet, empiezo a picar con El Bala. Me vestía a la carrera, era un lío (risas). Picaba y me metía en el cuarto de baño, me quitaba los pantalones en el servicio para que no me multaran. Me volvía a vestir cuando me tocaba hacer puerta, me denunciaban.
¿Cómo era El Bala?
Un pedazo de torero, un monstruo. Le gustaban las discotecas como a un tonto un lápiz. Él repartía, pagaba a todo el mundo y cuando lo había hecho decía «esto para whisky». Era para eso y sus líos. Era un tío, muy honrado y jamás dejó a deber un duro.
Tras El Bala, Emilio Muñoz.
Empecé con él de novillero y estuve veintitrés años. Estuve con Manzanares y luego volví con Muñoz. Desde 1995 estuve con Vicente Barrera.
Una carrera en la que también aparecen nombres como John Fulton, Cepeda, Romero o Curro Durán. Vamos a ir hacia atrás. Usted estaba en la casa Peralta, ¿cómo era aquello?
Era precioso. Guardaba las vacas con trece años y estaba con Peralta montando los potros. Había un caballo muy chico y dijo «dale el penco al chico» (en referencia a mí) y le domé. A los dos años ya estaba domándole los potros a Peralta. Así, hasta que me hice picador. Lo compaginaba, le pedía permiso a él hasta que ya me fui de picador. Ha sido un monstruo.
Hay una anécdota suya encerrando toros de noche con Don Álvaro de protagonista.
Fue algo muy bonito y gracioso. En la época de los «Cuatro Jinetes del Apoteosis» les echaron para atrás una corrida por chica. A la una vinieron a mi casa pidiéndome que embarcara la corrida. Eran de Carlos Melgarejo que Peralta les tenía comprados y me trajeron los nueve números. De noche era difícil ver los números, pero por la cara y el trapío yo sabía qué toros eran. Álvaro Domecq le dijo a Ángel Peralta «aquí van a traer los toros, ya». «Ya veremos» le dijo Ángel. Al rato estaban los nueve.
«Mi gente con alpargatas puestas son mejores que todos los tuyos», le dijo Ángel a Álvaro.
A los dos meses mandó a Alberto Aliaño para que fuera a los Alburejos y le dije que yo no me iba de esa casa hasta que no fuera figura de los picadores.
¿Cómo recuerda la Marisma?
Lo más bonito del mundo. Apartando, lloviendo, llevando a esas vacas… Llevarlas por Doñana, Villamanrique, Marilopez y Matochal. Eso es muy difícil vivirlo, me acuerdo y se me saltan las lágrimas. En la Marisma había mucha agua, mucho mosquito, ha sido muy duro. Al que le haya gustado acosar y derribar aquello es lo más bonito del mundo.
Tras ello, como antes hablábamos, llega Emilio Muñoz.
Le conocía de chavalito. Su padre era empresario y compraba muchos toros a Peralta. Compró su padre erales gorditos a Pérez de la Concha y yo les piqué. Él dijo «cuando empiece con caballos, él (yo) estará conmigo».
Pérez de la Concha…
Estuve doce años hasta que ya no pude llevarla porque toreaba mucho. Era una ganadería muy buena, la solera de Santa Coloma. Una pena que se haya perdido. Los herederos no querían saber nada y si un ganadero no tiene afición…
Y ya no le dejó
Salvo por una tontería. Tonterías que pasan en las amistades. Él es un tío muy serio, muy buena gente. La gente le ve serio, esaborío. Lo aprecio mucho, conmigo se ha portado muy bien. Él y Manzanares eran fuera de lo normal. Como esos no salen hoy.
¿Por qué?
Esa calidad con las cuadrillas… ahora van los matadores a un hotel y las cuadrillas a otros. Ellos no. Ellos decían que si ellos eran figuras su cuadrilla también e iban al mismo hotel.
Llega Peleón. Todo suyo maestro.
Fue una corrida que mató en solitario Manzanares en Ronda. Había un toro de Guardiola, Peleón. Juan Guardiola preguntó que si podía yo picar al toro y le dijeron que me tocaba. Fue un pedazo de toro con el que todos anduvieron como pudieron. En la cuadra había un caballo negro de poco peso y muy domado. Juan, de la cuadra de Málaga, me preguntó que si estaba seguro. Le dije que sí, que yo le defendía. No me derribó, le pusieron cuatro veces y le hice la suerte perfecta. Cuatro puyazos y tuve que dar la vuelta al ruedo. José María estuvo cumbre y se mudó dos veces de vestido. Al año siguiente piqué uno de Juan Pedro, premiado.
Cuando dice que como aquellos (Manzanares y Muñoz) ya no salen, ¿cree que se han perdido valores?
Sí. El toro de ahora no es el de antes. Pesa cien kilos más, no tiene fuerza y no causa emoción. Antes, con un toro que pesaba menos, rodabas tres o cuatro veces por el suelo pese a que la puya era de catorce centímetros y ahora de siete. Se ha perdido la emoción en la fiesta, es horroroso.
¿Usted cree que con el caballo actual pica cualquiera como han señalado compañeros suyos de época?
Sí, es la realidad. Tenía que salir el percherón de antes que no valía nada. Yo estoy inválido de Nimes y con el caballo de ahora, torearía otra vez. Lo bordaría, ahora no saben abrir al toro el compás.
¿Abrir el compás?
Es ponerte de frente al toro y mover el caballo de izquierda a derecha, no de atrás adelante. Eso es lo bonito. Agarrar al toro al encuentro, antes de que llegue y picar en el hoyo de las agujas. Hoy pica mi niño chico. Se está perdiendo la suerte de varas y es lo más bonito de la fiesta. Si no hay tercio de varas, si no abren el compás y esperan a que el toro llegue al peto para cogerlo… puff.
Don Manuel señala que el toro debe ser picado al encontronazo, que un metro antes de que toque el peto ya tenga la puya metida.
Los toros debes conocerlos. Si el rabo le tiene tieso ése toro tiene fuerza, es en el rabo donde se ve su fuerza. Esos Atanasios de antes, los Peralta… ahora salen sin fuerza desde chiqueros.
¿Cree que los profesionales valorar el tercio de varas?
Sí, el público no. Quieren que no les peguen. El toro debería ir tres veces al caballo en plazas de primera. Ver el palo levantado es horroroso.
¿Qué cambiaría usted en el tercio de varas?
Que hubiera un toro más bravo, con más raza y menos kilos. Me gustaría ver a muchos ahora con el peto actual, eso sí, pero con el caballo de antes. Habría que ver cuántos quedaban.
El picador debe saber manejar el caballo y tener valor. Yo he sido bueno, me cuesta decirlo, montando a caballo y he derribado mucho.
¿Cómo ve usted que los picadores saluden?
Cuándo estén bien que saluden, es un torero. Si pica al compás, si le da tres puyazos y le echa el palo, eso es muy bonito. El picador es un torero, por eso vestimos de oro. Antes encabezábamos los carteles. Se debe saludar de verdad, cuando se debe.
¿Los picadores de ahora se acuerdan de maestros?
Yo tengo a mi hijo Antonio Carrasco… ahora es muy difícil. Ahora te coge el apoderado de un torero y si un picador no está colocado en el campo con una ganadería te llevan de un lado a otro. Estoy en que se va a acabar el toreo. Antes el que servía toreaba y ahora no. Eso lo he visto en Madrid. Picadores han picado en los riñones y siguen toreando, es de vergüenza.
¿El picador se debe formar en el campo?
Ahí se hace el de verdad. Saber montar a caballo, tentando, con la garrocha en la mano. Ahí es como se está metido en el toreo.
¿Qué toro no olvida?
Uno de Los Bayones en Nimes. Le pegué dos puyazos, me tocaron la música y la gente en pie. Cuando se llevó el toro Barrera cogió al caballo por los pechos y me tiró. Me partió la femoral y la safena por la pelvis. Luego seguí toreando y me partieron el fémur. Al año siguiente en Calahorra me partió la columna un toro. Ahora sigo andando,
Para él el toro es lo más bonito del mundo. Recuerda lo bonito de la Unión de Picadores, una época en la que, unidos, se ganaban peleas y no como hoy en el que cada uno va por su lado. Una de ellas, espectacular.
En Castellón El Capea quería hacer la colocación libre. Querían picar la corrida Peralta, Vidrié… llegamos nosotros y Alfonso Barroso y Juan Mari García dijeron que al que picara la corrida le partían la pierna. Ambos han sido muy grandes.
Manuel recuerda a grandes como Salitas, Atienza, Curro Sanlúcar, Antonio Díaz…
Explíquenos esta foto que comparte su hija.
Fue un día muy amargo para mí. Fue en Manizales. Estuvimos toda la noche de cachondeo y nos acostamos tarde. Llegamos a las cuatro. Había un caballo muy feo, sabía que caería al suelo Cuando salió, le tiró y le seguí picando de pie. Era un gato, ese momento fue muy bonito. La foto es preciosa.
Para acabar lanza un recuerdo para matadores, subalternos y picadores, testigos de su vida, algo que no podrá olvidar nunca.
(Fuente: Alcobendas82 en banderillasnegras.blogspot.com.es)