Dice la Sabiduría, la taurina y la de la vida, que hasta el rabo todo es toro. El genial Curro Romero advertía de que el toro es capaz de generar miedo hasta en forma de estofado dentro del plato. Una invitación a la prudencia y al buen tino que todos necesitamos…en estos tiempos tan indefinibles.
Una nueva costumbre se está imponiendo en el Viejo Reyno que la podemos llamar el “referéndum taurino”. Se trata de un curioso uso democrático. Consiste éste en que se somete a rigurosa votación entre la ciudadanía la liquidación de la tauromaquia popular. Tal decisión es pintada como un feliz progreso social que evita que el dinero público sea dirigido hacia una infame tortura animal. La victoria del “no” permite que el presupuesto municipal así rescatado se dedique a tan nobles como desconocidos fines, puesto que no se incluye en la pregunta la opinión del respetable sobre el destino del mismo.
A fecha actual, se han celebrado varios «plebiscitos» de esta índole, con un resultado similar en todos ellos. Se han registrado mayorías claras favorables a la eliminación de festejos con vaquillas aunque, con porcentajes de participación tan bajos, que a nadie arrogan la autoridad moral para actuar en representación del conjunto de una sociedad. Y los definimos como curiosidades democráticas porque, tras apuntillar a la fiesta taurina, las consultas desaparecen. No se registran referéndum, por poner un ejemplo simplón, para solicitar la dimisión de los cargos electos.
Y aquí nos encontramos con la noticia taurina de Noain. Los que han saltado al ruedo para estoquear a traición a las vaquillas, han tenido que tomar el olivo. La participación ciudadana en el acto ha sido del 16%, la mayor de las registradas en este tipo de consultas, si bien la cifra habla por sí misma. Y la alegría ha sido que el “sí” ha ganado con un 68% de los votos emitidos, contrariamente a lo acontecido en Huarte y Barañain.
En el Club Taurino de Pamplona nos congratulamos del resultado y felicitamos a los aficionados de Noain que, con su decisión de participar en este espurio acto de democracia, han mandado al hule a estos personajes que confunden el tocino con la velocidad. Por mucha fuerza que pueda tener la ideología animalista hoy en día, los toros (y las vaquillas) son lo que son: un patrimonio cultural y una fiesta sana que cohesiona a una gran parte de la sociedad.
Carlos Chérrez
Nos hemos encontrado en la red esta imagen tan hermosa que muestra la magia espontánea de los festejos populares taurinos. Foto: Oskar Montero