Como cambia el cuento de un día para otro. Siendo así en casi todas las cosas que nos pasan a diario en nuestras vidas, qué decir de esta pasión que tenemos por el mundo del toro bravo, donde todo tiene su conceptualización en la máxima expresión que es la celebración religiosa de la Vida y la Muerte escenificada en lo que vulgis conocemos como corrida de toros.
dia 13 de Mayo, Madrid, y seis pseudotoros se enfrentan a tres comodones, de cuyo mayor recuerdo lo que puede quedar es el gritado gol que ocurría en el otro recinto verbenero de ese día sito más al noreste de la ciudad conocido como «el bernabéu».
Día 14 de Mayo, Madrid, mismo recinto, y toros de la misma familia troncal se enfrentan, al menos, a uno que sale a por todas. ¿Cuál es la diferencia? Solamente la actitud. Y cuando un aficionado moderno, de estos de cincuenta a cien corridas televisadas al año, se encuentra con actitud, parece olvidar casi todo lo demás.
Es triste contar a la carrera en todos los noticieros nacionales que los toros existen porque casi le arrancan la cabeza a un muchacho. Como dicen por ahí, a la llamada de la sangre como si eso fuere lo único que importara. Pero no se lleven las manos a la cabeza. Los noticieros de hoy son el antaño boletín escrito «El Caso». No vemos más que morbo, sangre y mierda sobre mierda. Y es que eso vende.
Yo me quedo con la actitud de la tarde del joven malagueño, al que conozco y aprecio, y como no, al que deseo una pronta recuperación y vuelta a los ruedos. Es cierto también, querido Saúl que muchos te van a decir que cometes errores y te cogen, pero ya sabes mi idea, «errare humanum est» y solo se equivoca el que lo intenta. Sólo le da volteretas un Miura en Pamplona a quién se apunta a esa corrida, sólo le pilla un colorao a la carrera al que se pone de frente y por derecho.
Y termino dándote las gracias porque con toreros como tú, mi concepto de celebración de la Vida y la Muerte, tragedia del culto, revive, más si cabe, después de la mamarrachada de la tarde anterior.
y este post nunca puede terminar, sin dar parte y reconocimiento a los Ángeles custodios de este rito. En este caso el arcángel García Padrós y su legión de ángeles guardianes.
Patxi Arrizabalaga