El mundo del toro aguanta las embestidas abolicionistas y cierra 2015 con 1.145 festejos.
El mundo del toro resiste. En un año, 2015, marcado a fuego por las embestidas prohibicionistas, la economía taurina saca músculo. La temporada, a punto de morir ya, cerrará con un total de 1.145 festejos -cifra similar a la del año pasado-, con un impacto económico global de más de 3.500 millones de euros y dando empleo a 199.000 personas, más del 1% de los trabajadores de España.
Las estadísticas de la temporada 2015 revelan un mantenimiento de la cifra de festejos mayores celebrados en España con respecto a la temporada anterior. Si no se suspende ninguna de las que quedan hasta finalizar el año, se completarán 1.145 tardes de toros, 31 menos que en 2014.
La autonomía que lidera el escalafón es Castilla y León (233 festejos en 2015), por encima de Castilla-La Mancha (225). En tercer y cuarto lugares se sitúan Madrid (196) y Andalucía (190 tardes de toros). Este póquer de regiones copa el 73% del mercado taurino. Es decir, tres de cada cuatro veces que sale el toro a la plaza lo hace en alguna de estas comunidades.
La provincia que descuella sobremanera del resto en pujanza económica es, como siempre, Madrid. Le siguen Toledo (72 festejos mayores o festivales), Ávila (53), Badajoz (45) y Salamanca (43).
Estos datos, recabados por 6 Toros 6 para EXPANSIÓN, se traducen en una merma del 2,6% con respecto al año pasado. Cabe destacar que estas cifras no incluyen, por el decalaje de los datos oficiales, festejos menores, como las novilladas sin picadores y las becerradas -que copan un 18% del total de eventos taurinos que se dan en las plazas y que se encuentran en una tendencia alcista- o los festejos populares (en claro auge, ya que se dispararon un 16,8% la temporada pasada). En el balance de 2015 sí que se incluyen los festivales, que repuntan un 4,5% en 2015.
El número de corridas de toros ascenderá este año a 450, 10 menos que en 2014. Esta cifra da la medida de la verdadera salud económica del orbe taurino. En la década de los 80 -que no se consideró un decenio de decadencia- la media fue de 476 corridas al año, cifra muy parecida a la de este año.
Además, actualmente hay una ratio de 9,7 corridas por cada millón de habitantes, cerca de la de la Edad de Plata de la Tauromaquia (11,7) y de la llamada Edad de Oro (12,5). Es decir, la vigencia taurina actual es equiparable a la de la mejor época (los años 10, 20 y principios de 30 del siglo XX).
Y eso que se ha producido una leve caída, que se explica en parte porque se han dejado de celebrar varias ferias por causas estrictamente políticas. Por ejemplo, Marea Atlántica rescindió el contrato con el empresario Tomás Entero, en A Coruña. Otro tanto ocurrió en Gandía (Valencia) -donde gobiernan PSOE, Ciudadanos y Compromís-, Las Rozas de Madrid (con alcalde del PP) o Requena (Valencia, PSOE).
En ciudades tan emblemáticas como Alicante o Huesca, los nuevos gobiernos locales ventean intenciones abolicionistas. Y Mallorca se ha declarado ciudad antitaurina, algo que el gobierno regional quiere expandir a todo Baleares.
En el lado opuesto, las elecciones trajeron la vuelta del toreo a San Sebastián, con el PNV, después de tres años de veto de Bildu.
Pese a todo, el número de asistentes a las plazas de toros crece. El año pasado hubo 6 millones de espectadores. Nada menos que el triple que en la ACB de baloncesto.
Las corridas de toros, las novilladas, los festivales y los festejos populares dejan una huella económica de más de 3.500 millones de euros al año (más de 2.200 en las plazas y alrededor de 1.300 en los festejos populares). Este Producto Interior Bravo supone un 0,32% del PIB de España.
Los festejos celebrados en las plazas proporcionan al Estado 45 millones de euros en concepto de IVA sólo por la recaudación en las taquillas. Es un 62% más que el cine, que recibe ayudas anuales de más de 60 millones de euros en los Presupuestos Generales del Estado (frente a los cero euros que obtienen los toros). Y si sumamos todas las actividades empresariales taurinas se devenga un IVA total de nada menos que 139 millones de euros, según la patronal empresarial Anoet.
Gracias a ese vigor crematístico, el toro da trabajo a 199.000 personas. 57.000 en el sector propiamente dicho y 142.000 en actividades vinculadas a él. Un 1,15% del total de cotizantes que hay en España: 17.189.815 personas.
El toro aporta 1.600 millones al turismo
Gracias al toreo, el turismo y la hostelería obtienen 1.610 millones de euros al año. Casi tres cuartas partes de ese pastel se las llevan los hoteles, los bares y restaurantes. Provincias turísticas y de raigambre táurica como Málaga (27 festejos en 2015), Sevilla (40), Cádiz (21), Huelva (18) o Valencia (27) se sitúan entre las más activas del mundo del toro. Por no hablar de Madrid (196 festejos taurinos) y Toledo (72), que descuellan notablemente. No en vano, el toro es con lo que los turistas más asocian a España (que es el tercer país receptor de visitantes del mundo), según el Barómetro Imagen de España del Instituto Elcano. El impacto turístico de los toros es enorme: por cada 50 euros invertidos en la compra de una entrada se generan otros 118 euros adicionales para la economía local. Es decir, por cada euro invertido en toros, los negocios de la ciudad se llevan otros 2,3 euros.
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