MÁSTER SANFERMINERO GRATUITO DEL CLUB TAURINO (II). LA ESTOCADA.

Estimado taurino sanferminero y visitante fiel de nuestra página web, este año te presentamos el segundo máster del Club Taurino, dedicado especialmente a los que leyeron y aplicaron el primero. Esperamos que sea un instrumento útil para que aprendas el ABC “de la suerte de matar o suerte suprema”, álgido final de la lidia de un toro bravo y tema de especial sensibilidad para los aficionados.
Como pincelada histórica, te contamos que la suerte de matar nació en el siglo XVIII como una evolución artística que eliminó el dar la muerte a la res mediante métodos primitivos (lanzadas, espadazos o desjarretes). El matador es el que decide cuándo se inicia la suerte y no debe pitarse abreviar faenas ante toros con notoria ausencia de fuerzas o acérrima mansedumbre. No vamos a explicarte elementos como el terreno y la posición, aún siendo aspectos esenciales, porque nos dispersarían de nuestro objetivo fundamental. Lo que sí te señalamos es que cuando veas al torero dar pases cortos y continuos que aparentan no tener sentido, la explicación se encuentra en la búsqueda por el mismo de la colocación apropiada del toro.
La ortodoxia de dar la muerte a un toro con espada está pontificada por siglos de tauromaquia. El torero debe hacer bajar la cabeza al toro con un movimiento de muleta proyectado al suelo con la mano izquierda mientras se lanza en rectitud a la testuz con el estoque en la mano derecha. El sitio donde el hombre debe apuntar y clavar la espada es la línea de unión de las patas delanteras con el espinazo del burel (región anatómica llamada cruz, rubios u hoyo de las agujas).

Hemos dibujado nuestro sistema semafórico de líneas en el toro de la foto. Un esquema simple que te enseñamos es: La región verde marca la zona diana idónea donde se debe clavar la espada. La región amarilla sería una zona correcta. Una estocada que no alcance la flecha verde es delantera (pintada en rojo) y la que sobrepase la flecha amarilla es llamada trasera (también pintada en rojo). Las espadas que caigan en zona roja son defectuosas. La estocadas que estén fuera de la región roja son inaceptables. Y como norma general, toda espada que tiene una trayectoria horizontal ( “tendida” en lenguaje taurino) es una estocada deficiente.

Las estocadas asestadas en la región verde (región perfecta) o en la amarilla (correcta ), aun cuando no penetren del todo en el animal, van a producir una muerte rápida por desangramiento interno ya que lesionan estructuras vasculares centrales del toro. Las estocadas asestadas en regiones traseras lesionan estructuras viscerales del toro y su letalidad es dependiente de su profundidad y trayectoria. Las estocadas asestadas en regiones bajas son letales porque lesionan los pulmones produciendo cruentas crisis asfícticas y hemorragias hocico-bucales. Como norma general, las estocadas infligidas en posición incorrecta conllevan una muerte lenta del astado, suelen obligar al descabello, son un escarnio para el aficionado y una triste imagen de la fiesta.

La ejecución correcta de la suerte suprema es una de las esencias del toreo, posee un riesgo alto de cogida grave y es patrimonio de los héroes que se visten de luces. Y he aquí que debido a la dificultad y peligro de su ortodoxia, la mayor parte de las veces no es realizada conforme al canon. Por ello, la tradición del buen aficionado valora especialmente la labor del torero en esta suerte y todo triunfo debe sustentarse en una estocada valerosa que mate limpia y céleremente al toro. No debe pedirse la oreja, y nunca debería conceder el palco la segunda, ante faenas meritorias que no son culminadas con una estocada en lo alto.

Lamentablemente, el toreo es una actividad humana y está sujeta a las flaquezas y a los engaños. Las primeras tienen su representación cuando el torero no entra en el terreno del toro cargando sobre las astas sino esquivando las mismas, siendo así ya del todo imposible que estoquee en la cruz del toro. Respecto a los segundos, el principal ardid se realiza proyectando la muleta directamente sobre la cara del bicho para cegarlo y poder acercarse sin mayor temor a su terreno; esta treta clásica otorga estocadas traseras porque el toro no humilla y no muestra el hoyo de las agujas.

Estimado visitante de nuestra web, hemos concluido nuestro breve e intensivo máster y te felicitamos por haberlo concluido, ¡otra vez!, cum laude.

En Pamplona existe una buena cultura taurina en la plaza que exige la muerte pronta del toro, pero carece de una masa de afición entendida que funcione como catalizador en la petición de los trofeos. Por muy correcta o emocionante que haya sido la faena, ésta debe ser culminada con una buena estocada para ser justamente recompensada con los apéndices de la gloria.

Únete a la forma de entender la tauromaquia del Club Taurino, no vuelvas a pedir orejas ante bajonazos infames y aplaude al presidente que no ceda ante las embestidas de silbidos que suelen soplar en la gran plaza de Pamplona.

Y recuerda la última lección: ¡no te las des ahora de entendido!

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