Tarde de maños
Sí, hubo de todo. Pero fue tarde de toros. Novillos ha habido. Posibilidad de salir a hombros, claro. No todo ha sido culpa del señor de los pañuelos.
Por Eduardo Acerete
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jueves 15 de octubre del 2015, 08:40h
El cromo y la pantalla a veces velan lo que sucede en una tarde de toros. El libreto del guía, también, y queda todo reducido a protestas encadenadas contra quien desconoces y ataques despiadados al único que hace su trabajo. El parné lo marca. Dale aire al que da el dinero. Las voces y las cámaras desconciertan. Aturden. Empañan. Y queda una imagen desprendida que se fija. Fijación y desconcierto. Eso es lo que han cernido sobre el ruedo de Zaragoza.
Cumplieron los novillos al caballo. Quién podrá decirlo. Segundo, tercero, cuarto y quinto. Si bien variados, por sí distintos. Pero cumplieron. Presentaron variado el juego, pidiendo cosas distintas. Sí, hubo de todo. Pero fue tarde de toros.
Al primero lo paró y sacó bien Ginés con el capote. Trabajándole la embestida, alargándosela. Oficio capotero. El novillo tiene su punto de picante. Se ve en la muleta. Marín lo pasa por la derecha. Prueba con la izquierda. Le suelta un poco la cara. Vuelta a montar la espada y una tanda. Una sola, en la que le baja la mano, la muleta pegada y el novillo responde. No se ha quejado. Lo hace cuando vuelve a subir la mano. Al final, estocada, después de no haber podido con él. En su segundo Ginés es otro. Hasta lo pone de largo en el caballo. Calienta Varea en quites y responde el jerezano dejándole una media. Este Ginés es otro. Faena con buenos momentos. Marcando con la cintura, abriendo con las muñecas. Se ha entregado desde el inicio, desde el principio, rodillas en tierra. Pero está demasiado encima, abusa de encimismo. Los desplantes, entre pitones, la apoteosis. Y otra vez la sensación de haber visto el novillo a medias, como otras tardes de la feria. Estocada y oreja con fuerte petición de la segunda. No lo discutes cuando no ha llegado a calarte como para pedirla. No es mi guerra.
Varea se recuerda hace un año y sueña con Quejoso. El toro es dulce. Arrea en el caballo y Varea no se la juega, no lo exhibe. Cambio rápido de tercio y plantea Varea una faena templada, clásica, aunque falta de ajuste. Se gusta y gusta Varea. Inédito el toreo al natural. Faena de oreja, que corta. El quinto baja un poco la nota pero sale pidiendo guerra. Un poco de brusquedad en las formas pero empuja en el caballo. Se arranca a por el segundo varazo. Empuja. Galopa vivo en banderillas. Necesita distancia y mando el novillo. Necesita ser lucido. Necesita una faena breve, profunda y de dominio. Varea se le echa encima y no ha habido novillo. Se eterniza matando. Vaya cosas. Echemos leña sobre el muerto que era su último novillo.
Leo Valadez ha estado dispuesto. En novillero. Con más ganas que formas, con más verdad que toreo. Pero ha cumplido en sus dos turnos. Desde el capote pasando por los palos ha sido entrega. Aunque es verdad que la entrega desmedida y desprovista queda a mitad como le ha sucedido con el importante tercero. Valor crudo en el sexto.
Esta es la tarde. Novillos ha habido. Posibilidad de salir a hombros, claro. No todo ha sido culpa del señor de los pañuelos.
Zaragoza. Cuarta de la Feria del Pilar. Novillos de Los Maños (premiado con la vuelta al ruedo) para Ginés Marín: ovación y oreja con fuerte petición. Varea: oreja y ovación tras aviso. Leo Valadez: ovación y silencio.
P. D: Quizás Pamplona, debería mirar lugares no tan lejanos, y ver la Novillada de Pincha que se lidió en Peralta y sin ir mas lejos, la de ayer que se pudo ver por las cámaras de tv de Los Maños en Zaragoza. Y lo mejor, que este trabajo de ambos ganaderos, no es flor de un día, lástima que en otros sitios, lo puedan disfrutar de cerca.
fotografía: prensa plaza de toros de Zaragoza