La publicación en la web del Club de artículos de opinión realizados por socios no significa que la Junta Directiva, como organismo de representación de la entidad, comparta necesariamente las críticas vertidas en los mismos.
PITOS AL PREMIO DE TAUROMAQUIA 2017
Desde el tendido del Club Taurino recibimos algunos con una sonora pitada al premio de tauromaquia del Ministerio de Educación, Cultura y Deporte; fallado en el mes corriente.
Reconocemos, no sólo de palabra sino de sentimiento taurino, la condición de torero y de caballero de primer orden a Enrique Ponce. Su elegante figura ha vencido a todas las dificultades que exige la cumbre y se ha ganado el respeto de todo el orbe taurino. El cartel del matador valenciano está casado con la alta cota del escalafón y el éxito popular desde hace varias generaciones. Es indiscutible que su dilatada trayectoria impoluta y triunfante es digna de reconocimiento.
¿Contradicción? No; sucede que pertenecemos a un sector de aficionados que no nos rendimos ante la mortecina evolución del toreo postmoderno. Nosotros somos los que consideramos ilegítima una lidia de muletazos pintureros desde la barrera de seguridad del perfil. Nosotros somos los que consideramos que una figura se debe ganar su condición de tal lidiando todo tipo de encastes. Somos los que nos negamos a aceptar, como verdad, la repetida mentira de que un toro embistiendo sin fiereza es un buen toro. Somos los que distinguimos entre evolución y destrucción.
En esta muy dura época que vive la fiesta de los toros, el maestro Ponce se convierte en un gran embajador de la tauromaquia en la sociedad postmoderna. Así hay que entender la concesión de este importante premio institucional y así lo entendemos.
Y nosotros seguiremos siendo.
Somos los que pitamos la técnica de pegar pases, tal como sentenció el maestro Domingo Ortega, y somos los que ovacionamos el arte de torear.