Escribía En ABC.es el gran crítico y mejor persona, Andrés Amorós ayer 29 de Mayo su artículo diario sobre la Feria de San Isidro, y lo titulaba «los difíciles pactos del toreo».
No queremos reescribir ni transcribirles el total del artículo. Les recomiendo que entren en abc.es y lo lean, pero sí que les escribo la postdata que nos dejaba al final de dicho artículo, digna de alabanza y que suscribo a pies juntillos.
Posdata: En la Tauromaquia clásica, el toro es un animal fiero, encantado, fuerte, poderoso, temible. Ahora, en la postmoderna, se suele buscar que sea un dócil colaborador, un «artista» que «se deje».
En la Tauromaquia clásica, la suerte de varas se considera esencial para medir la bravura del toro. Ahora, en la postmoderna, solo se aplaude a los picadores, paradójicamente, cuando no pican. Por este camino se va a su extinción.
.En la Tauromaquia clasica, lo esencial es dominar al toro: «o mandas tú o manda el toro». Ahora, predomina absolutamente la estética.
La Tauromaquia clásica tiene dos columnas: la verónica y el natural. Ahora están de moda las chicuelinas, zapopinas, pares al violín, manoletinas, circulares invertidos….
La lidia clásica se basa en el sentido de la medida. Ahora suele sonar un aviso antes de que el diestro coja la espada. En la lidia clásica, una gran estocada valía ya una oreja. Ahora, un bajonazo no impide que buena parte del público pida la oreja.
¿Puede firmarse un pacto entre la Tauromaquia clásica y la postmoderna? No parece fácil.
Olé!! maestro Amorós
Patxi Arrizabalaga