Lo fácil sería criticar a un presidente por negarle la segunda oreja a Talavante. Lo más cómodo es tapar miserias de presentación en los toros y desaparición del sorteo. Para que meterse en berenjenales. Mejor ser afín al sector para que te conceda una entrevista, te invite a un callejón o una merendola. Ser servicial para sobrevivir. Vivir con la mierda hasta los tobillos pero verlo todo como la casa de Mr Proper. Todo cambia si el chaval no tiene fuerza. Entonces como no interesa que arree, se critican sus triunfos y se le ponen «peros» a todo. La caca en los pies aquí sí molesta.
Siempre me gustó lo difícil. Quizá por eso mi vida no es precisamente un camino de rosas. Me armo de valor y os diré que me encantó Talavante con el quinto toro. Un buen toro, sin picar, que eso también cuenta, esto para despistados. Talavante lo cuajó. Un cambio de mano perdurará por siempre, una tanda al natural no se olvidará en días. Hubo rotundidad y emoción, porque al torero no le quedaba otra y porque tuvo la suerte de encontrarse con un toro ideal para su toreo. Pero el mundo no es perfecto y la espada, pese a que algunos os intenten convencer de que era un estoconazo, fue un espadazo demasiado tendido que necesitó un golpe de verduguillo para rematar al toro. Que fue un faenón, no lo pongo en duda. Que estamos en una plaza de primera, tampoco. Pese a que quieran convertir los toros en el circo de la tía Bernarda sin que nadie la controle y el triunfalismo se desborde para pasión de productores, existe un reglamento que cumplir. Y el presidente fue fiel a los estatutos. Dio la del púbico y puso en duda la suya por el matiz de la espada. Al pobre le están dando hasta en el carné de identidad. Yo, sin embargo, quiero ver presidentes de estos en Madrid y Sevilla.
Talavante pasó sin pena ni gloria anteriormente, con dos sobreros, uno de El Pilar y otro de El Puerto de San Lorenzo, demasiado sosos y edulcorados. Como soy rockero, no puedo evitar hablar de los pitones de los toros. Hubo generalización en toda la corrida, pero especialmente las sospechas cobran fuerzas en los tres que se trajo bajo el brazo Talavante, y el sobrero, que parecía de rejones, de El Pilar. No, si va a resultar que el presidente es un bendito y todo por aprobarle lo que le ha aprobado. Dios sabe con cuantos tiras y aflojas.
En esta corrida sin sorteo, López Simón se trajo tres de El Vellosino, también oliendo a after. Cortó una oreja del segundo, por sacar agua de un pozo seco. El de El Vellosino, dócil y soso se vio que tenía al lado a un tío que casi le llegaba al pitón y le daba pases. El ajuste de López Simón es su gran arma. La llama que enciende los tendidos. Tras un pinchazo y estocada se le dio un trofeo, el primero, el que es potestad del público. Algo parecido ocurrió con el cuarto. Un grandullón toro, que fue un pan sin sal móvil. Volvió López Simón a terrenos comprometidos, calentó otra vez al personal y el falló con la espada dejó su actuación en una ovación con saludos. La actuación de Simón fue casi monótona, porque el sexto fue de igual comportamiento que sus hermanos. El torero volvió a estar bien en la distancia corta y falló al matar. Dio una vuelta al ruedo.
Si la esperanzadora temporada que se nos avecina está marcada por los sin sorteos, los sin pitones y los sin presidentes, a esta fiesta se le va el alcohol y el azúcar para convertirse en un triste producto, SIN emoción.
Zaragoza. Penúltima de la Feria de El Pilar 2015. Sábado 17 de octubre.Toros de El Pilar (1º bis), soso y sospechoso de pitones; El Puerto de San Lorenzo (3º bis) deslucido, que han sustituido a dos devueltos por inválidos de Garcigrande. Domingo Hernández (5º), bueno en la muleta y(2º, 4º y 6º) de Vellosino, sosos. Alejandro Talavante: silencio, silencio y oreja con petición de la segunda. López Simón: oreja, ovación y vuelta al ruedo. Entrada: Casi lleno.
(Fran Pérez en: www.purezayemocion.com) (Foto: @javitaurino)