Leo Cortijo.
Iván Fandiño apostó decididamente y la cosa no salió como esperaba.
En su ilusionante y esperanzadora encerrona en Madrid, naufragó.
Aunque enfrente tampoco tuvo nada del otro mundo, salió derrotado.
Ahora bien, lo que vivimos hasta la hora del comienzo fue increíble.
Un ambientazo impropio de un día así, mejor incluso que en feria.
Fandiño consiguió ilusionar y unir al aficionado, que acudió en masa.
En esta vida, solo pierde el que se la juega de verdad.
Los que hacen lo mismo todos los días es difícil que salgan derrotados.
Esos viven asentados en su comodidad, pasividad y contemplación.
No salió bien, pero las guerras no se pierden en una sola batalla.
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Fotografía diario ABC