Quiero traer a colación el triunfo de Javier Marín, el chaval de Cintruénigo que tan buenos pasos está dando. Pero, como siempre se nos va a tildar de aldeanismo, ‘de sobachepas’ para con los nuestros, ponemos el artículo que escribía sobre el joven, José Miguel Arruego en Mundotoro tras el festejo.
JAVIER MARÍN, «sin rodeos».
No hay que dar muchas vueltas – ni ‘rodeos’, en similitud con la divisa anunciada – para hablar del protagonista del último festejo del mes de abril en Las Ventas: un novillero de Cintruénigo que se anuncia Javier Marín y que, además de la oreja obtenida – primera de un novillero en esta plaza en 2016 – dejó buen ambiente para posteriores comparecencias. Aún debe terminar de hacerse y pulirse, sobre todo con el capote y la espada, pero, con dos novillos que se dejaron hacer, el navarro dejó en el ambiente la sensación de querer.
Sus ganas y un concepto del toreo sino exquisito sí agradable a la vista le deberían servir para ver su nombre colgado en la próxima cartelería sanferminera y la oreja, para canjearla por más contratos que potencien su oficio y recursos de cara a un futuro doctorado. Tomaba antigüedad la ganadería de Los Rodeos, divisa que posee un reducto de Maribel Ibarra en su sangre y cuyo envío, resultó noble pero medido de empuje. Alejandro Fermín y Jesús Álvarez, que como Javier Marín hacía su presentación en Las Ventas, dejaron algún retazo suelto en sendas lidias, pero no redondearon ninguna de sus dos labores.
Recogido de testa, bajo y bien hecho, el primero tuvo nobleza y embistió con son, pero careció de empuje. Por eso a Javier Marín le costó hilvanar los muletazos. Estuvo más que digno el torero navarro, que sobre todo en la primera parte del trasteo, acompañó con cierta estética la embestida del astado en dos series de notable factura que no tuvieron continuidad luego porque el astado perdió pujanza. Se pasó de faena, se atascó con el acero, sonó un aviso y fue aplaudido al término de la lidia.
Luego inició con pases cambiados en los medios su faena al noble cuarto, un ejemplar que se dejó mucho, al que dio metros en las primeras tandas, aunque fue cuando lo tomó en corto cuando la faena rompió. De embroque corto pero trazo sugerente, hubo dos series por cada pitón muy estimables que fueron rubricadas de una sensacional estocada, cobrada en rectitud, que fue el salvoconducto a la única oreja concedida este mes de abril en Las Ventas.